D. LA EDUCACIÓN COMO EJERCICIO DE REALIZACIÓN TRASCENDENTE
      El ser humano por su poderosa dimensión factiva es un agente(haciente) por excelencia. Es un hacedor. Lo que haga dará fe, necesariamente, de lo que es.
     A nuestro consciente y edificante obrar llamamos trabajo.
La Educación auténtica dignifica el trabajo y éste honra al ser humano liberándolo y haciéndole trascendente.
     ¿El trabajo es obligación, carga, molestia, pena o castigo? Rotundamente no. Juzgarlo así es fatal.
El trabajo, más que un elevado deber, es el sagrado derecho que tenemos los humanos  a ser útiles y trascendentes. Y somos útiles y trascendentes por nuestras buenas y fructíferas acciones.
Nuestras acciones son buenas y fructíferas cuando por la Educación nos convertimos en virtuosos realizadores del sagrado designio, rol y reto que como humanos nos toca cumplir.
Si somos virtuosos, nos haremos indispensables, pues todo trabajo debe siempre valer más que cualquier pago y no al revés y, así, seremos siempre demanda. Todos somos capaces de ser indispensables en algo.
     ¿Cómo nos hacemos virtuosos? Por virtud de nuestro designio de hacernos capaces  para ser útiles y trascendectes.
     Partamos del hecho indiscutible de que nada está humanamente solucionado, que nada está humanamente satisfecho. Primero determinemos qué es lo que más nos gustaría hacer(vocación) como parte de la solución o satisfacción de algo o de alguien(servicio) y entonces echemos a andar nuestras bondades y despleguemos nuestras potencialidades asumiendo así el rol protagónico que nos ha sido encomendado en este constante interactuar con el entorno naturosocial. Ser virtuoso es ser siempre parte de la solución, no del problema. Valemos en la medida que hacemos el bien.
     Sin desdeñar los métodos y estrategias del saber científico oficial, existen estrategias prácticas muy eficaces de las que podemos valernos en el complejo camino de búsqueda de nuestra realización. He aquí algunas:
     
La Autotelia que nos permite sentir y pensar que todo valor es un fin en sí mismo, por consiguiente, el ser humano como hacedor del bien está llamado a ser, por espiritual designio, el protagonista de buenas acciones, sin exigencia ni demanda alguna, simplemente porque ha nacido para trascender y hacerlo le honra y dignifica. 
     La Heurística que despierta nuestra curiosidad y nos ayuda en el persistente descubrir y redescubrir de nosotros mismos y del mundo que nos rodea;
     La Inventiva que inspira e incita a nuestra imaginación a recrearnos y reinventarnos incesantemente para recrearlo y renovarlo todo, de la mano con el tiempo;
     La Serendipia que, en el intrincado laberinto del ensayo y error, de la indagación, del experimento y la investigación, en algún momento logra que la necesidad coincida con la oportunidad;
     La Resiliencia que, luego de una caída, repara nuestro ánimo y nos devuelve el optimismo para levantarnos de nuevo, fortalecidos por las experiencias ganadas.
     Más adelante desarrollaremos y explicaremos ampliamente estos vivenciales procedimientos trascendentes.
     Todos los humanos tenemos todo para convivir en comunión, sin dañar nada ni perjudicar a nadie, y seríamos FELICES si, concienzuda y voluntariamente, cada uno aportara en la medida de sus posibilidades y recibiera según sus necesidades.
     El virtuosismo humano, en armoniosa comunión con la generosa Natura, lo tiene todo para el bien de todos, empero para ejercer ese virtuosismo necesitamos educarnos genuinamente y así realizarnos por fin humanamente
     Sólo realizando nuestro promisor designio humano habremos trascendido para alcanzar a trascenderlo todo. Nos hace falta una Educación espiritual y materialmente productiva.

Comentarios

Entradas populares de este blog

3. EL SISTEMA EDUCACIONAL: Una Sinergia

6. APOLOGÍA DE LA AFECTIVIDAD Y RE-EVOLUCIÓN DEL HOMBRE

5 . LA MAYÉUTICA Y LA REVOLUCIÓN EDUCACIONAL