4.- EDUCACIÓN Y HUMANIZACIÓN



     

El problema de la educación, hoy por hoy, no es sólo la deficiente instrucción (inadecuada adquisición de conocimientos) sino, lo más alarmante, la falta de humana formación y edificativa realización (dignificación personal y honra de su entorno).

     La educación, hoy más que nunca, tiene que ser humanizadora, de no ser así el mundo no tiene futuro sin felicidad y, peor, al final sin vida.
     La educación, único camino con libertad y límites, siempre debió ser humanizadora, pues el hombre, muchas veces con sabiduría y todo, es proclive de hacerse esclavo de sus propios instintos, placeres, pasiones, ambiciones, caprichos, vanidades, intereses, miedos, tentaciones, prejuicios, complejos etc.
     La racionalidad por sí sola no es garantía de HUMANIDAD.
¡Cuántos semejantes vemos, con admiración y orgullo humano, que a despecho de su escasa racionalidad, por causa de alteración accidental, son pródigos en bondad y pureza sin malicia! ¡ellos sí son felices porque son sencilla, pero profundamente humanos! 
     Nadie es verdaderamente humano por su sabiduría, sino por bondad.
     Si el mejor sistema instruccional del mundo lograra que una generación adquiriese el cien por ciento de conocimientos oficiales que se le enseñe, ¿alguien podría asegurar que esa generación se ha humanizado? ¿Quién puede garantizar que no ha sido enajenada en serie?
     La afectividad sin racionalidad es incompleta, la racionalidad sin afectividad es vacía.
La racionalidad enajenada o secuestrada por la malicia atenta contra el bien propio y ajeno.
     La prevalencia tiránica de la racionalidad sobre las demás dimensiones humanas es irracionalidad.
     La educación como mayéutica formadora y formalizadora de humana vivencia tiene que promover, propiciar y fomentar el desarrollo armonioso de las 5 dimensiones de la condición humana: afectividad, creatividad, racionalidad, emotividad y factividad, cuya sinergia constituye .a motivación, la voluntad, la conciencia, el carácter y la valía de toda actitud y realización genuinamente humana.

1. AFECTIVIDAD Y EDUCACIÓN:

     La afectividad, espiritual por esencia, es el don distintivo que la Natura ha prodigado al ser humano para ser tal.
     La afectividad es la dimensión fundamental y su manifestación, por ser constante e intensa, conmueve a la totalidad del sujeto.
     La afectividad es ese sentimiento tan noble que muchas veces la fría racionalidad confina pero que, hasta en el ser más duro, aparece en su socorro en forma de miedo o arrepentimiento ante inminente peligro.
     Insistimos: Llegamos a ser genuinamente humanos más por afectivos que por racionales.
     La afectividad es el núcleo, la fuente y la garantía de la espiritualidad humana, es decir de su hombría de bien.
      Cualquier forma de convivencia humana (cristianismo, democracia, socialismo, etc.), imbuida de amor entre sus integrantes y de éstos por las demás entidades de la Natura, sería suficiente para constituir un mundo feliz, lastimosamente toda doctrina, por excelente que sea, queda sólo en la simple prédica, pues el campante y crónico raquitismo afectivo que evidencian cada vez más las generaciones hace imposible que los individuos alcancemos la talla espiritual para edificar una elevada y sólida sociedad humanamente desarrollada.
       La afectividad se origina en la esencia más íntima de nuestro ser y trasciende toda nuestra existencia.
      Sólo la afectividad es capaz de generar y plasmar los más nobles y sublimes sentimientos e ideales.
       Su virtud es la generosidad y su rol la inhibición y reorientación de la malicia.
      La afectividad es la energía integradora de las demás dimensiones y el fundamento de la autoestima (amor propio) cuya energía trasciende el propio ser hacia el entorno.
      El corazón y su maravillosa red de cordionas (neuronas cardíacas) constituyen el centro somático de la afectividad. La capacidad cordíaca es tal que su campo magnético es mucho más amplio que el cerebral por lo cual su sensibilidad es tan superior que mediante el presentimiento muchas veces se anticipa al conocimiento de muchos fenómenos.
     Concluimos en que sin afectividad no existe humanidad verdadera y que, por tanto, sin educación afectiva no habrá humanización.
2.- CREATIVIDAD Y EDUCACIÓN:
     La creatividad inspirada y orientada por la afectividad y auxiliada por las informaciones sensoriales (de la emotividady reflexivas y elaboradas (de la racionalidadhace que el sujeto vaya constantemente recreándose y recreando el entorno en pos de su perfeccionamiento material y, por sobre todo, espiritual.
     La virtud de la creatividad, responsable de la inteligencia heurística o de generación de soluciones creativas, es la recreación y perfeccionamiento constante de la existencia humana pero siempre con arreglo a los designios de su esencia trascendente.
3.- EMOTIVIDAD Y EDUCACIÓN:
     La emotividad, sensitiva por naturaleza, es el contacto del sujeto con su entorno, por consiguiente establece, modera y orienta las relaciones entre ambos aceptando o rechazando acciones, objetos o seres. Actúa influenciada por tendencias innatas o experiencias adquiridas. Sus reacciones y manifestaciones varían entre individuos, grupos y culturas. Muchas veces  circunstancias, los sucesos o determinados entornos motivan o inhiben emociones.
     Las manifestaciones emocionales, en comparación con las afectivas, son pasajeras, superficiales y compromete sólo determinados aspectos del ser. Son susceptibles de ser motivadas, influenciadas y controladas por lo que resultan un arma de doble filo. una emotividad equilibrada tiende a moderar los impulsos instintivos y potenciar la virtud.
     La pertinente gestión de las emociones garantiza una convivencia sana y un aprendizaje gratificante y eficaz, por consiguiente, la emotividad es la mejor aliada de la afectividad en la motivación para el aprendizaje y en general en toda forma de desarrollo y superación humanos.
4.- RACIONALIDAD Y EDUCACIÓN:
     La racionalidad, cognitiva por excelencia, motivada y respalda por la afectividad, es la encargada de procesar toda información, la recibida de los sentimientos, la generada por sí misma y la recibida de las emociones. La información es codificada con auxilio del lenguaje, para contrastarla con la realidad del propio sujeto y del entorno,  recrearla con auxilio de la creatividad y luego proyectarla para su aplicación por la factividad.La racionalidad es trascendente si coadyuva a una verdadera humanación.
     La racionalidad se vuelve: insensible, fría, calculadora y hasta malévola si ignora o subyuga a la afectividad; utilitaria o sibarita si es cautivada por la emotividad; receptiva y pasiva, si ignora a la creatividad; infructuosa, si ignora a la factividad.
     La virtud de la racionalidad es facilitar el desarrollo de la inteligencia creativo-productiva del ser humano como realidad somatoespiritual.
5.- FACTIVIDAD Y EDUCACIÓN:
     La factividad es la facultad del ser humano de desarrollar y hacer realidad sus potencialidades somatoespirituales en estrecha relación con su entorno naturosocial.
     Con una educación factiva el ser humano se realiza como un hacedor del bien y de bienes en beneficio propio y del entorno naturosocial.
     El ser humano es feliz cuando es libre y la única posibilidad de liberarse verdaderamente, de sí mismo y de los desafíos del entorno, es haciéndose espiritual y materialmente productivo.
     La virtud de la factividad es realizar al hombre como un ser con autovalimiento y generosidad y, por consiguiente, como un protagonista trascendentemente feliz.
6.-CONCLUSIÓN:
      La prodigiosa afectividad, en sinergia con las demás dimensiones de la educabilidad humana, hará posible el desarrollo de una educación trascendente, capaz de constituirse en genuina re-evolución (humanación) del hombre y, por consiguiente, en acción reorientadora y revaloradora de la vida y de la Natura.
  
     ¡El hombre es honrado por el trabajo y toda labor es dignificada por la educación!
 

 


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