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14. LA EDUCACIÓN COMO TRATAMIENTO TRASCENDENTE

      Para cada uno de nosotros, en tanto seres humanos , vivir  siempre debió consistir en  ejercer a plenitud nuestro sagrado designio trascendente de re-crearnos virtuosamente para re-crear nuestro entorno en bien propio y ajeno; en tanto que  educarnos  sería  ejercitarnos para el ejercicio de la vida en el laboratorio mismo del entorno naturosocial que nos ofrece todo , desde lo más sencillo y accesible hasta lo más complejo, remoto o enigmático, para descifrarlo, interpretarlo y perfeccionarlo gratificante y edificativamente.       Esa constante y cuidadosa ejercitación constituye el PROCESO por excelencia que permite el paulatino y armónico desarrollo de nuestras potencialidades  el cual es, incuestionablemente, único e irrepetible en cada individuo, no obstante que este tratamiento formativo es necesariamente colectivo, dada la gregaria naturaleza humana y la diversidad y complementariedad de las virtudes individuales. Empero, el tratamiento en grupo no debe servir de
D. LA EDUCACIÓN COMO EJERCICIO DE REALIZACIÓN TRASCENDENTE       El ser humano por su poderosa dimensión factiva es un agente (haciente) por excelencia. Es un hacedor. Lo que haga dará fe , necesariamente, de lo que es .      A nuestro consciente y edificante obrar llamamos trabajo . La Educación auténtica dignifica el trabajo y éste honra al ser humano liberándolo y haciéndole trascendente.      ¿El trabajo es obligación, carga, molestia, pena o castigo? Rotundamente no . Juzgarlo así es fatal . El trabajo, más que un elevado deber, es el sagrado derecho que tenemos los humanos   a ser útiles y trascendentes. Y somos útiles y trascendentes por nuestras buenas y fructíferas acciones . Nuestras acciones son buenas y fructíferas cuando por la Educación nos convertimos en virtuosos realizadores del sagrado designio, rol y reto que como humanos nos toca cumplir. Si somos virtuosos, nos haremos indispensables, pues todo trabajo debe siempre valer más que cualquier pago y no al

13. LA EDUCACIÓN COMO PRÁCTICA

          A. LA EDUCACIÓN COMO EJERCICIO DE LA BONDAD       La Educación es el único proyecto de auténtica vida , es decir, de humana convivencia con nuestros semejantes y de sana intervivencia con las demás entidades de la Natura. Es el cuidadoso cultivo de nuestros buenos sentimientos.      La Educación es esa energía que nos anima, que ilumina y orienta nuestros pasos por la senda del bien propio y ajeno.      Es la mística que humaniza cada una de nuestras actitudes, el evangelio que le imprime bondad a cada una de nuestras acciones preservándonos y alejándonos de toda malicia.      En toda sociedad, irrefutablemente, el grado de corrupción es inversamente proporcional a la calidad de educación.      La Educación, por tanto, promueve, facilita y garantiza el libre y pleno ejercicio de nuestra bondad e inhibe todas nuestras inclinaciones y tentaciones inhumanas.      La Educación como prerrogativa humana se sustenta en la esmerada formación y trascendente encauzami

12. EDUCACIÓN Y SOCIEDAD

      Siendo el humano un ser social, es la sociedad la que por inercia forma o deforma al hombre y es la EDUCACIÓN el único móvil seguro, capaz de romper esa inercia y sus latentes tendencias riesgosas para conducirnos conveniente, gratificante y dignamente, es decir, HUMANAMENTE.      Es menester recordar que la sociedad tiene dos instancias para cautelar el comportamiento humano: La primera y fundamental es la EDUCACIÓN que es preventiva y la segunda, complementaria, la JUSTICIA que es correctiva.       Si la educación  humanizadora  se da en toda su magnitud, le dejará muy poco qué hacer a la justicia, mas si  impera  una mala educación,  entonces el individuo  descuidado se deforma y extravía y, en consecuencia, la sociedad se descompone, pierde el rumbo y en esa descomposición social  perdemos   todos .      Los sistemas instruccionales caducos que aún predominan en las sociedades contemporáneas, humanamente decadentes, con sus perversas teorías de "competitividad merc

11. DESIGNIO HUMANO Y EDUCACIÓN

    Ya hemos dicho que la educación motiva, promueve y orienta la realización perfectible del  designio (diseño somatoespiritual) humano.    La educación no es un libreto de marionetas, rígido, ni hecho para imponer un adiestramiento en serie, sino, todo lo contrario, viene a ser un conjunto organizado de pautas fundamentales con la suficiente libertad para que cada ser humano creativamente sea el virtuoso protagonista de su propia historia llena de acciones de amor, de afanes y de sueños para propiciar una sana y constructiva intervivencia;  tal es el designio humano hecho a la medida del único ser natural trascendente de esta parte del Universo .      El humano es un ser eminente, constante y totalmente educable. La educación, única arca espiritual de salvación del hombre y, por  consiguiente, de la Vida y la Natura, garantiza el verdadero desarrollo humano  y su trascendente realización en cumplimiento de un  sagrado designio de asumir responsablemente el ejercicio

10. EL VALOR HUMANO Y EL PRECIO DE LAS COSAS

    Todos los humanos somos seres muy valiosos por estar dotados de prodigiosas potencialidades, las que nos hacen dueños de una elevada actitud de bien y de sabiduría, lo cual nos permite tener al alcance de nuestras manos un mundo maravilloso lleno de cosas preciosas para así poder convivir honrada, digna y pacíficamente (humanamente).     Tú, él, ella, yo, todos valemos mucho y por igual , pues todos tenemos un corazón muy pródigo en amor infinito y desinteresado que nos premune de tanta bondad que todas las cosas del mundo juntas jamás podrán valer como vale un solo ser humano. Todo esto sumado a una poderosa e inagotable creatividad hacen que constantemente podamos recrear el mundo sin perjudicar a nadie ni dañar nada.     El amor autotélico que anima toda actitud humana tiene dos subdimensiones: El amor que nos tenemos a nosotros mismos ( autoestima ) y el amor que debemos a las demás entidades del entorno naturosocial ( estima ). Ése amor autotélico (que es un fin e

9. EDUCACIÓN, ACTITUD Y APTITUD

      El hombre, para emprender su sagrado designio de  realizarse y trascender como ser HUMANO, asume, con amor, sabiduría y valor, el crucial y sublime reto de  desarrollar la fundamental  urdimbre de sus actitudes y a ella ir incorporando, paulatina y cuidadosamente, la primorosa  trama de sus aptitudes en el virtuoso  telar de la educación .      En tal sentido, la  auténtica formación humana  debe darse sobre sus dos sustentos imprescindibles: Desarrollo de actitudes y construcción de aptitudes . Lo demás es adiestramiento o enajenación para cualquier forma de manipulación, contrarios a los roles de la humana formación y su complementario insumo logístico que es la virtuosa instrucción o información humanizante. a. EDUCACIÓN DE LAS ACTITUDES       Nuestra actitud es nuestra manera de ser o actuar en determinada situación, circunstancia o contingencia que se tenga que vivir, resolver o afrontar . Es la manifiesta disposición de nuestro ánimo en las interacciones